Imbuidos por el northern soul, los californianos The Inciters llevan tres décadas montando en sus scooters y haciendo bailar a cualquiera que se les ponga por delante. Este mes vuelven a España para presentar su nuevo EP I Give You My Soul.
Es posible que la puesta en escena de The Inciters, con tres vocalistas y una sección de vientos completa, evoque la de las formaciones clásicas de soul, pero el pasado compartido de sus miembros en bandas de punk, ska y garaje, les otorgan un poderío que marca la diferencia. No en vano, más allá de los 7″ de los clásicos del northern soul, citan tanto a The Specials como a Cock Sparrer entre sus grupos preferidos.
Esta variedad de influencias queda reflejada en los cuatro álbumes que componen su catálogo y aún más en los cinco temas de su nuevo EP Give You My Soul que verá la luz el 5 de mayo a través de Pirate Press. Unos días antes, podremos disfrutarlos en directo: el 16 de abril en Madrid (Gruta 77), el 17 en Donosti (Dabadaba), el 18 en Bilbao (Kafé Antzokia) y el 19 en Barcelona (Upload). Puedes hacerte con tus entradas en este enlace.
Cuando hace unos días contactamos con Rick Kendrick, fundador y trompetista del grupo, la excitación por sus próximos conciertos en nuestro país se palpa a través de la pantalla de Zoom a pesar de los miles de kilómetros que separan Barcelona de su casa en Santa Cruz, California. «¡Creo que hace 23 años que no tocamos ahí! ¡Demasiados!», suelta nada más empezar. Si bien la formación de 10 músicos que le acompañarán ha ido mutando desde que creó el grupo en 1995, el espíritu original permanece invariable.
Nos has solicitado hacer la entrevista de madrugada por cuestiones de trabajo. ¿A qué te dedicas?
RICK KENDRICK «Soy montador de tuberías en obras. Trabajo en edificios nuevos, rascacielos… Empezamos muy temprano, lo bueno es que también salimos temprano. Pero me levanto a las cuatro de la mañana, salgo de casa a las cinco y empiezo a currar a las seis. Es una jornada dura. Y encima anoche fui a un concierto punk, me quedé hasta tarde y estuve justo delante del altavoz. Ahora no oigo nada del oído izquierdo (risas)«.
Tu horario laboral es justo el contrario al que se espera de un músico.
«(Risas) En realidad me viene bien porque termino pronto. Todos en la banda trabajamos en otras cosas, y hay otros dos que también se levantan muy temprano. Pero lo bueno de mi profesión es que puedo tomarme libre el tiempo que quiera. Soy como mi propio jefe. Si quiero irme tres semanas a Europa, lo hago».
De hecho, para eso te hemos llamado, vais a estar por aquí en abril. ¿Qué recuerdos tienes de tus anteriores visitas a nuestro país? Hace mucho que no veníais.
«Estaba pensando en eso… Nuestro agente europeo no quiere que salgamos mucho de Alemania, porque cuesta mucho dinero el autobús de gira y los gastos de ruta. Pero esta vez le dije que quería ir a España, y que si no lo organizaba él, buscaría a otra persona. Al final lo arreglamos y ahí estaremos».
¿Qué significa ahora la banda para ti? ¿Te lo tomas más como un hobby?
«La tengo desde hace tanto que es como mi bebé. No tengo hijos, así que la banda es mi bebé. Nunca ganamos dinero. Sacamos lo justo para mantener la banda con vida. En las giras pagamos nuestros vuelos, alquilamos autobús… y las cuentas salen a cero. Nunca volvemos con dinero. Y ya no vamos a ser esa banda que se hace grande. Todos lo tenemos claro. Lo hacemos por diversión. Siempre les digo al resto de músicos: en cuanto dejes de pasártelo bien, déjalo. Hemos cambiado de miembros muchas veces, pero siempre intento mantener el espíritu igual. Y si eso se rompe, se acaba la banda».
¿Cómo te sientes respecto a la formación actual?
«Hace un año se fue una cantante que estuvo 12 años con nosotros. Se casó con un inglés y se mudó allí. Buscar cantante nueva es lo más difícil, porque tiene que encajar con las otras dos vocalistas. Esta vez tuvimos suerte, llegó Katrina (Grube) y encajó perfectamente. Los baterías siempre son un problema, quieren tocar en cinco grupos a la vez. Pero ahora tenemos uno que es amigo mío de hace años, viene más del rockabilly, pero ha dicho que se quiere quedar para siempre».
¿Sois populares fuera de California?
«No mucho. Nunca hemos hecho gira por Estados Unidos entera. Hemos tocado en estados cercanos y una vez en Chicago y la Costa Este. Pero Estados Unidos es enorme, las ciudades están muy lejos entre sí, y cuesta mucho. Además, todos tenemos trabajo. No somos chavales. Si tuviéramos 19 o 20 años, quizá dejaríamos el trabajo y lo intentaríamos. Pero no va a pasar».
¿Cuáles eran tus expectativas cuando empezaste la banda?
«Sólo queríamos divertirnos. En aquel momento no había grupos de soul. Ahora en California y Europa hay muchos, pero hacen más el estilo clásico. Nosotros queríamos soul rápido, northern soul. Yo venía de una banda que se disolvió, Durango 95, y algunos formaron un grupo street punk, The Reducers. Pero ahí no había trompeta, así que un par decidimos formar The Inciters. Queríamos hacer algo distinto, pensamos en hacer ska pero ya había mil bandas de ska, así que apostamos por el soul. Yo aprendí a tocar la trompeta por mi cuenta, igual que otros con sus instrumentos. Éramos bastante malos, pero nos lo pasábamos en grande».
¿Cuánto tardasteis en grabar el primer disco?
«Como dos años desde que empezamos con The Inciters. Bastante rápido. Aunque en directo, seguro que no sonábamos muy bien. Menos mal que no había móviles con cámara (risas)«.
¿Por qué crees que no hubo un revival soul tan grande como el que se vivió del ska o el swing en los 90?
«Creo que necesitas estar un tiempo en la escena para descubrir y amar el soul. Al principio todo el mundo escucha punk, luego ska, y si siguen, descubren el soul. Pero muchos lo dejan antes de llegar a ese punto. Están tres años en la escena y luego se van, sin llegar al soul. Pero los que se quedan, como un amigo skinhead joven que tengo ahora, empiezan a pillarle el gusto».
Por lo que me decías, ¿la mayoría de los músicos veníais del punk?
«Sí, yo cantaba en una banda punk de joven. Siempre he sido punk. Muchos por aquí vienen del punk, luego pasan por el mundo scooter, skinhead, mod… y acaban en el soul. Nuestro nuevo EP tiene un tema muy street punk con vientos. Bastante cañero».
¿Cómo entraste tú en el soul?
«A través de los scooters. Tenía uno como transporte, sin saber que había una escena alrededor suyo. Compré una Vespa, luego una Lambretta, y descubrí el mundo mod. Al mismo tiempo me metí en el ska 2-tone. Fue todo una progresión natural. También un colega skinhead me enseñó el soul. Me lo metió en vena».
¿Quiénes son tus artistas favoritos de northern soul?
«Esa es muy difícil. Como sabes, todos eran artistas que solo tenían un single. No puedo decir uno. Siempre me hacen esa pregunta y nunca sé qué responder».
¿Sonaban en la radio allí o era algo que tenías que buscar por tu cuenta?
«Nada de radio. Había una escena, incluso antes de que yo llegara, la llamaban ‘beach scene’. Ponían soul parecido al northern, pero no lo llamaban así hasta que eso pasó en Inglaterra. Gente que viajaba allí, volvía flipando y contaba lo que había, y así empezó a calar en California».
En esta gira vais a presentar un nuevo EP I Give Your My Soul que saldrá en mayo. ¿Qué destacarías de él?
«Sí. Hace un año y medio sacamos un disco, Bring Back The Weekend. De ahí sacamos dos singles con caras B que no están en el disco. Y para la gira tenemos un EP nuevo de cinco canciones. Solo son cinco canciones, pero dos muy diferentes a lo habitual. Estamos con Pirates Press, un sello punk, así que hicimos un tema muy punk para ellos. Y también uno más moderno, casi disco, bueno, más crossover. Me encanta ese tema».
No sois puristas…
«No. Hablamos mucho de eso al grabar Bring Back The Weekend. Yo quería que sonara más retro, pero me convencieron de hacerlo moderno. ¡Y menos mal! No habría salido tan bien si sonara a antiguo. Mejor seguir en el presente. Hay bandas que lo retro lo hacen muy bien, pero nosotros no somos una de ellas».
¿Qué hacéis para crear ese ambiente de fiesta en vuestros conciertos?
«Somos todos amigos. Esa es la clave. No somos solo músicos que se juntan para tocar. Salimos juntos, nos reímos… A veces nos pasamos y hacemos demasiados chistes privados en el escenario. Hablamos de eso recientemente, para no dejar al público fuera de onda. Pero cuando tienes 10 personas en una banda que son amigos, la fiesta surge sola».
¿Hasta cuándo te ves siguiendo con el grupo?
«Seguiremos mientras nos divirtamos y podamos mantener la química. Ahora estamos muy bien, componemos más rápido que nunca. Antes tardábamos años en sacar un disco. Ahora tenemos siempre canciones nuevas. Así que sí, me veo con esto otros diez años… aunque ya estaré muy mayor. ¿Vendrá alguien a ver a un grupo de viejos? Mira a los Rolling Stones. Aunque no somos los Stones, claro. El nuestro es un entorno joven… o lo era. Los fans británicos también se han hecho mayores. En España creo que el público es más joven. Siempre pensé que la escena mod allí era más joven y moderna. Aunque seguro que ahora hay una nueva generación. Tengo ganas de comprobarlo. ¡Y de salir a buscar scooters!».
JORDI MEYA