Simple Plan acaban de publicar su sexto disco Harder Than It Looks, tras seis años de silencio, con la esperanza de que sus fans no se hayan olvidado de ellos. Y es que como sugiere su título, las cosas son más difíciles de lo que parecen, incluso para una banda con 20 años de exitosa carrera.
Este 5 de mayo, Chuck Comeau no está teniendo el día más fácil de su vida. Hace 24 horas que la actual gira de Simple Plan y Sum 41 ha sufrido un revés por culpa de un contagio de COVID en los segundos, obligándoles a aplazar algunos conciertos hasta agosto. Por si fuera poco, el batería se encuentra vagando por las calles de Nueva York porque su habitación de hotel todavía no está lista, algo que le ha obligado a retrasar nuestra entrevista media hora.
Aun así cuando finalmente logra conectarse por Zoom, el batería se muestra totalmente predispuesto a realizar la entrevista, y se va andando hasta Central Park para encontrar un rincón donde charlar tranquilamente. A lo largo de 50 minutos, hablamos desde el éxito inicial del grupo, los prejuicios que existen respecto a ellos, y su no siempre fácil relación con Sum 41.
El título de vuestro disco parece muy adecuado teniendo en cuenta el día que estás teniendo…
CHUCK COMEAU “Sí, desde luego es muy apropiado para lo que es salir de gira en 2022. O incluso para los dos últimos años en general. Diría que en nuestros 20 años de carrera igual hemos cancelado cinco o seis conciertos en total, y no hay nada que odiemos más, así que es una situación delicada. Pero desde luego vamos a seguir intentándolo porque hemos echado mucho de menos poder tocar en directo. Y sabemos que los fans también”.
Me resulta extraño que puedas estar tranquilamente en Central Park, tu solo. Has salido en MTV, en portadas de revistas, has vendido millones de discos… ¿Te cuesta encontrar esos lugares de paz?
“Es lo que me gusta cuando estoy de gira. Siempre que voy a Barcelona o Madrid o Estocolmo o Sydney me siento muy afortunado. Me encanta viajar, y siempre procuro alejarme de la sala o del hotel y descubrir rincones de la ciudad, ir a museos, ir a eventos deportivos… En esta gira, Pierre y yo llevamos nuestros palos de golf, porque nos encanta jugar, y buscamos lugares donde hacerlo, o jugar a tenis. En casa tenemos hijos, no tenemos tiempo para hacerlo, así que aprovechamos al máximo los ratos muertos en gira. Yo no puedo estarme todo el día en el camerino, me deprime. Además, con el COVID es mucho mejor en el exterior. Pero nunca hemos tenido guardaespaldas ni nada de eso. Si me encuentro con fans y me piden una foto, me la hago y ya está. No me molesta para nada. Siempre me alegro que haya gente que conoce el grupo. Obviamente si fuéramos One Direction y no pudiese andar tranquilo por la calle sería otra historia, pero estamos a ese nivel perfecto en el que tenemos muchos fans, pero podemos llevar una vida normal. Incluso con el primer disco, nunca tuvimos ese problema”.
Justo hace un rato hemos publicado la crítica del nuevo disco, y la redactora se preguntaba si habías hecho un pacto con el diablo para seguir sonando como si tuvierais 20 años.
“(Risas) Bueno, lo primero que quiero decir es que me alegro mucho que piense eso porque todavía nos sentimos jóvenes. Somos conscientes que sacamos nuestro primer disco hace 20 años, sabemos la edad que tenemos, pero seguimos sintiendo la misma pasión que entonces. Creo que el divertirse y hacer lo que te gusta tiene mucho que ver con sentirse joven. Dedicamos un año y medio a componer este disco y seis meses en el estudio para grabarlo. No teníamos ninguna prisa porque nos ponemos el listón muy alto a la hora de publicar material nuevo. El objetivo era hacer algo que capturase la esencia de Simple Plan. Y parte de esa esencia esa esa energía juvenil, la pasión, la emoción… Desde fuera la música de Simple Plan puede parecer simple, valga la redundancia, pero hay mucho más detrás. Hay gente que nos cuenta que nuestras canciones le han salvado la vida o que le han ayudado a reconciliarse con sus padres, o que se tatúan nuestras letras ¿sabes? Esa conexión es mucho más fuerte de lo que la gente puede imaginar”.
¿Te molesta que se os vea como una banda sin sustancia, o como decías tú, que hacéis música simple?
“Si quieres que sea completamente sincero, sí, me molesta. Porque pasamos meses, años, trabajando muy duro, y cada palabra, cada nota, cada arreglo de cada canción tiene una intención detrás. Creo que a veces todo eso se pasa por alto. A veces te desmoraliza un poco pensar que no importa lo que hagas, la gente ya tiene una imagen preconcebida de qué es Simple Plan. Pero al final, lo más importante ha sido siempre la opinión de los fans, por encima de la de los críticos o los medios. En un mundo perfecto gustaríamos a todo el mundo, pero no es posible. Pero a nivel personal, me fastidia, claro. La gente cree que escribir una gran canción de pop punk es fácil, pero ¿entonces por qué hay tantas que son mediocres? Componer algo que conecte con millones de personas no es fácil. Respeto mucho a cualquier artista que lo consigue. Dicho esto, este fin de semana nos van a ver 10.000 personas y estarán ahí cantando nuestras canciones, así que no creo que tenga derecho a quejarme. Y también creo que la longevidad hace que te ganes el respeto. De hecho, las críticas de este disco están siendo especialmente buenas, así que quizá se nos esté empezando a respetar más”.
Os habéis autoeditado el disco. ¿Tiene que ver con lo que me decías? ¿Las grandes discográficas no os ven como un grupo con potencial comercial?
“La historia es que nuestro contrato con Atlantic terminó. Hemos estado 18 años con ellos, y sinceramente no tengo nada malo que decir. Sé que me grupos rajan cuando dejan una discográfica, pero en nuestro caso nunca interfirieron en nuestro trabajo. Obviamente discutíamos a veces, pero siempre nos apoyaron. El caso es que la industria musical ha cambiado mucho, y nos apetecía probar algo nuevo y tener el control de nuestro destino. Ahora tomamos todas las decisiones, y eso es muy emocionante. Puede que en el futuro volvamos a fichar por alguien, pero en este momento sentimos que hemos hecho lo correcto”.
En esta gira con Sum 41 estáis celebrando el 20 aniversario de vuestros respectivos debuts, pero al mismo tiempo vosotros sacáis mañana el nuevo disco y Sum 41 también lo harán pronto. ¿Cómo vives eso de revivir el pasado mientras piensas en el futuro? Supongo que es muy tentador tirar solo de nostalgia…
“Bueno, en realidad el plan era otro. Este disco debería haber salido hace dos años. Lo terminamos en febrero de 2020, pero con la pandemia no queríamos sacarlo sin poder salir de gira. Todo el mundo estaba ocupado en otras cosas más importantes, y nos parecía poco apropiado intentar llamar la atención hacia nuestro disco. Y luego salió la idea de girar con Sum 41, y caímos en la cuenta de los 20 años de los debuts. Así que sí es un poco raro, pero en los conciertos estamos tocando temas viejos y nuevos. Estamos orgullosos de nuestro pasado, pero también muy ilusionados con el futuro. Cuando tocamos los singles nuevos, los fans los cantan igual que los antiguos. Tenemos mucha suerte. Quizá no seamos tan grandes como cuando vendimos tres millones de nuestro primer disco, pero eso solo ocurre una vez. Solo eres la banda nueva de moda una vez en tu carrera. Pero que la gente todavía te haga caso 20 años después es la verdadera suerte. Eso también es más difícil de lo que parece, como dice el título del disco. La mayoría de bandas no aguantan tanto tiempo porque es muy difícil”.
¿Y por qué crees que vosotros habéis aguantado?
“Lo más importante es tener una buena comunicación. Y ser consciente que tendrás días buenos y días malos, años mejores y años peores, pero lo importante es seguir adelante, y saber apreciar lo que tienes. Esta banda es lo más valioso que tenemos, y la hemos construido juntos. ¿Por qué joderlo?”.
También la historia demuestra que el éxito comercial y la felicidad no siempre van de la mano.
“Me parece muy interesante lo que dices. Lo único que puedo decirte es que yo disfruté al máximo de nuestros primeros años. Fue algo muy increíble y especial, pero siempre he sido una persona ambiciosa, así que siempre estaba pensando en lo siguiente que íbamos a hacer. Mirándolo con perspectiva, nunca me sentía satisfecho del todo. Al mismo tiempo creo que eso ayudó al grupo a crecer. ¿Echo de menos salir en todos los programas de tele y en las portadas de las revistas? Claro, pero aprecio muchísimo más seguir aquí. Mucha gente nos veía como unos hit wonders, pero ya tenemos seis discos y podemos tocar en países de todo el mundo y la gente viene a vernos y seguimos teniendo un impacto. Ahora tengo un hijo, y mi motivación es poderle mostrar todo esto. No quiero sonar pretencioso, pero ahora pienso mucho más en el legado de la banda. ¿Qué pensará la gente de este disco en 10 años? Sé que no somos los Beatles, pero me importa lo que la gente vaya a pensar, y también el trabajo que podamos hacer con nuestra fundación. Ahora hemos hecho una campaña de ayuda a Ucrania con nuestro vídeo, y son cosasd como estas las que para mí hacen que la banda sea importante”.
«Durante diez años hubo muy mal rollo con Sum 41. Nos caímos fatal» CHUCK COMEAU
¿Cuál es vuestra relación con Sum 41? ¿Habéis sido siempre amigos o al inicio os veíais como rivales? Parece curioso que nunca hubierais colaborado antes.
“Nuestra historia con Sum 41 es muy interesante. Hemos tenido carreras paralelas. Montreal y Toronto están a solo cinco horas, prácticamente salimos al mismo tiempo, quizás ellos un año antes… Pero durante muchos años estuvimos peleados. Es una larga historia, pero básicamente yo era periodista cuando salió su primer disco, y me tocó hacer la crítica. Le puse un 3’5 sobre 5, la crítica era en francés, porque es mi lengua, y de alguna manera a ellos les llegó que me los había cargado. Y yo les dije que la crítica era buena, pero empezaron a meterse con nosotros en todas las entrevistas. Durante diez años hubo muy mal rollo con Sum 41. Nos caímos fatal. Pero en 2012 o así, nos encontramos en Japón e hicimos las paces. Nos dimos cuenta de que era una tontería seguir con ese mal rollo, porque somos dos bandas canadienses, las dos hemos sobrevivido todos estos años, así que decidimos enterrar el hacha de guerra. Y a partir de ahí nos hicimos amigos. Yo estoy obsesionado con la idea de organizar giras que sean memorables. Hoy en día tienes que ofrecer algo extra porque la competencia es muy dura, y si alguien te ha visto ya 5 ó 6 veces, es complicado que repita. Así que empecé a hablar con Sum 41 sobre la idea de hacer una gira conjunta y finalmente ha ocurrido. Y a raíz de eso también surgió la idea de hacer una canción juntos, ‘Ruin My Life’. Era una buena manera de promocionar la gira, y también plasmar nuestra reconciliación. Ha salido todo muy bien, y la mayoría de conciertos están siendo sold-out”.
Sum 41 siempre han cultivado esa imagen más gamberra, y quizá por contraste vosotros parecías los chicos buenos.
“Sí, ellos querían alejarse de esa imagen de grupo pre-fabricado por una discográfica. Y lo entiendo, y les funcionó. Pero ahora todo eso ya no tiene importancia. Después de 20 años sería estúpido seguir peleados”.
En el momento que explotó vuestro primer disco, a esa edad, ¿cómo controlaste tu ego para no volverte un gilipollas?
“Es una buena pregunta. La verdad es que siempre nos sentimos que íbamos por detrás, siempre había una banda más grande que la nuestra. Good Charlote salieron en la portada de Rolling Stone, y nosotros no. Sum 41 tuvieron un tema que fue un hit en todo el mundo, nosotros no. Siempre sentíamos que teníamos que trabajar más duro que el resto. Nunca tuvimos un éxito en todo el mundo al mismo tiempo. El primer disco explotó en Japón y Quebec desde el principio, pero en Estados Unidos no. El día que salió el disco fuimos a una tienda, y ni siquiera estaba. Luego cuando empezó a funcionar en Estados Unidos, en Europa no arrancaba. Por ejemplo, en España ya fue con el segundo disco y ‘Welcome To My Life’. Creo que tener que trabajar más duro, te hace ser más humilde. Creo que eso hizo que sintiéramos que nadie nos iba a regalar nada. Tuvimos que ganárnoslo. Y también creo nuestras familias nos ayudaron a conservar nuestra humildad. Y aunque sea un tópico, creo que ser canadiense también ayuda. Está en el ADN ser humilde. Además, nos conocemos desde el instituto, cuando teníamos granos (risas). Somos capaces de darnos el toque si de golpe alguien se muestra arrogante. Si alguien iba en plan estrellita, sabía que no sentaría bien al resto”.
No sé si está relacionado con el hecho de que ya no esté en la banda, pero vuestro antiguo bajista David Desrosiers era el que iba más de estrella del rock.
“(Risas) Sin comentarios. Mira, David era distinto a nosotros. No lo digo como un insulto, porque también era humilde, pero creo que se dejó llevar más por la imagen, y quizá por eso también tantos fans le querían. Era la estrella del rock de la banda, el resto éramos más normales. Yo nunca me he cambiado de ropa para tocar. Lo que llevo ahora es con lo que saldré a tocar. Crecí viendo a Bad Religion, NoFx, Lagwagon, Strung Out, Green Day, Ten Foot Pole, y esos tíos eran los mismos dentro y fuera del escenario. Esos eran mi modelo. Te estoy hablando con sinceridad, pero por favor no lo pongas como que estoy rajando de David, porque es una situación delicada”.
Tranquilo, que no haré un titular.
“Te lo agradezco”.
«La gente pensaba que habíamos salido de la nada, pero no era verdad» CHUCK COMEAU
Algo que tengo que decir en vuestro a favor es que desde que os vi en directo ya con el primer disco, sonabais muy bien. Se notaba que le habíais puesto horas, cosa que no puede decirse de otras bandas de la escena.
“Siempre me he sentido orgulloso de eso. Una de las cosas que más me molestaban era cuando decían que éramos un producto pre-fabricado. ¡Yo llevaba tocando con Pierre desde los 13 años! De los 13 a los 18 giramos por Canadá cuando todavía estábamos en el instituto. Teníamos que pedir permiso a nuestros padres y a los profesores para ir a tocar. Es lo mejor que hicimos. Y de hecho, Pierre y yo tuvimos una gran pelea, y la banda se separó. Y ahí me di cuenta de que había tirado por la borda lo que más amaba. Tenía 18 años. Pero me di cuenta de que si dices algo estúpido, puedes perderlo todo. Y por eso Simple Plan nunca nos hemos separado, porque lo hicimos con 18 años, y fue una mierda. Así que cuando empezamos Simple Plan sabíamos tocar, porque habíamos tocado mucho. Cuando salió el primer disco ya habíamos hecho tres giras nacionales, ya habíamos hecho conciertos para 1200 personas por nuestra cuenta. Éramos jóvenes e inexpertos, pero teníamos mucha más experiencia que muchas bandas. Pero hace 20 años era complicado contar nuestra historia porque no había redes sociales. La gente pensaba que habíamos salido de la nada, pero no era verdad. Pero volviendo a tu pregunta, siempre nos sentimos muy seguros porque tenemos una cantante que sabe cantar, no solo en estudio, sino que en directo es increíble. Tenemos dos guitarristas que son mucho más buenos de lo que la gente imagina, y yo sé que hay baterías capaces de hacer cosas mucho más complicadas, pero le pongo todo mi corazón. Y la gente percibe esa pasión”.
Bueno, te voy dejar ya tranquilo, pero como ex periodista ¿Qué te parece la nueva hornada del pop punk?
“En la cultura popular todo va por ciclos. Lo que me alucina es que nuestro ciclo terminara, y ahora haya vuelto, y nosotros sigamos aquí. Creo que está muy bien que un estilo incorpore nuevos sonidos de la mano de la gente joven, y a la vez nos pueda influenciar a nosotros. A veces escucho canciones que yo no hubiera ni metido en nuestro primer disco, pero son un hit. Y como te decía, al final cuando algo conecta con la gente es porque tiene algo. Me encanta ver que esta música está de nuevo en el mainstream, porque tiene un mensaje muy positivo. Quizá por eso es atemporal. No digo que nuestra música lo sea, pero el pop punk sí. Creo que cuando lo escuchas sientes que es algo auténtico que conecta contigo, y eso nunca desaparecerá”.
JORDI MEYA