Contando con miembros procedentes de bandas como All Became Dust, Chase The Mayhem, Krilin, Thanks To Losers, Cohen o The Animal Within, uno tiene la certeza que el nivel musical de Hyedra está garantizado. Si a eso les sumamos que el combo donostiarra se toma su tiempo cada vez que se decide a publicar nuevo material, todavía más.

Su segunda referencia llega dos años después de que debutaran con un EP homónimo, tiempo en el que la banda no ha parado de tocar y curtirse, todavía más, sobre las tablas. Producidas por el maestro Haritz Harreguy el pasado enero, estas cinco nuevas canciones vienen a confirmar lo que apuntaron en su primer trabajo. Estamos ante una banda que domina perfectamente el lenguaje del post rock, utilizando con acierto los cambios de dinámica y prestando una gran atención a los detalles.

El épico inicio de ‘Heryda’ es suficiente para que tus oídos se abran de par en par. La preciosa melodía de guitarra que sigue a continuación, bañada por un manto de una segunda guitarra, te va cautivando hasta que, sin darte cuenta, el tema ha cogido una intensidad brutal. ‘Galerna’ vuelve a jugar con ese efecto de caricia/bofetada con mucho acierto.

‘La Tempestad (antes de)’ y ‘La Calma’ podría tomarse como una única pieza en la que Hyedra juegan primero con la contención hasta explotar con una tormenta eléctrica digna de Envy. Finalmente en ‘Nonbait’, introducen a Gartxot Unsai como vocalista invitado, sumando un elemento más de emotividad y creando una pieza incluso pegadiza.

Quien esté habituado a escuchar a bandas similares, tendrá la sensación de haber visitado paisajes sonoros similares, pero está claro que Hyedra saben facturarlos como los mejores.

MARC LÓPEZ

BONUS TRACK CON… MANU COLLADO

Parece que sois una banda que os gusta hacer las cosas sin prisa. ¿Os consideráis unos perfeccionistas?
“Desde el principio nos hemos tomado las cosas con calma, no es por una razón en especial. Somos un grupo de amigos que decidimos montar un grupo para pasarlo bien tocando juntos, supongo que por ello llevamos un ritmo más relajado en cuanto a sacar material. Siempre hemos sido más activos en montar bolos y tocar lo máximo posible en directo”.

¿Resulta difícil encontrar un punto de originalidad en un campo en el que hay tantas bandas?
“Nuestra personalidad reside sin duda en los gustos musicales de cada uno de nosotros. Algunos más metaleros, otros más pop punk, y esa mezcla supongo que luego se refleja en nuestra música de cierta manera. Sabíamos desde el principio que tiraríamos por el instrumental, justo descubríamos grupos como Russian Circles o Explosions In The Sky y sabíamos que era el camino”.

¿Fueron ‘La Tempestad’ y ‘La Calma’ concebidos como dos temas que debían ir juntos?
“Sí, en un principio teníamos ‘La Tempestad’ como una intro, y empezamos a componer partiendo de la melodía principal del bajo, y salió ‘La Calma’. En un principio era un tema pero decidimos separarlos y convertir ‘La Tempestad’ en un interludio porque vimos que funcionaba a la perfección como un ecuador en el disco”.

Viendo los buenos resultados en ’Nonbait’, ¿os plantearíais fichar a un vocalista fijo?
“Seguiremos siendo una banda instrumental. Estamos contentísimos con la recepción que ha tenido ‘Nonbait’, pero sobre todo por haber podido colaborar con Gartxot, amigo nuestro y artistazo con el que llevábamos tiempo queriendo hacer algo. En el futuro sería genial poder seguir colaborando con más vocalistas que admiramos, y seguro ocurrirá”.

Por último, podrías explicar el significado del logo con las manos, y la relación con la foto del niño de la portada.
“El niño de la portada es el hermano pequeño de mi pareja. Es una foto vieja sacada hace años en su pueblo y desde que la vi noté que era sangre de portada. Sabíamos que en Séptimo Invierno queríamos usar una imagen que reflejara un momento en especial. Recordé esta foto y al compartirla con el resto lo vimos enseguida, tenía que ser ésa. Y el logo surge del gesto que tiene el niño. Hice pruebas de como podríamos destacar un elemento de la portada para convertirlo en logo y sin duda tenía que ser las manos”.

MARC LÓPEZ